Su reloj marcaba las 3.15 de la mañana. Sentía mucho sueño y pesadez en las piernas, las palabras se encontraban aprisionadas en su boca. La mirada en el pavimento, los hombros bajos y una falsa sonrisa que acompañaba su letargo. Lo único que atraía su atención era aquel cigarrillo a medio fumar que sostenía débilmente entre sus labios.
Sus piernas por fin encontraron descanso. Sentía frio y ansiedad. Decidió posar su mirada sobre ella y contemplar aquella distancia que los separaba.
(…)
Compartieron lágrimas y sonrisas, catarsis tan necesaria.
(…)
Se besaron y abrazaron, el amor los envolvía.
(…)
El futuro es incierto, pero aquel amor no podría ser más verdadero.
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