El furioso silencio sofocaba nuestras palabras
En la oscuridad desaparecían las distraídas sombras taciturnas
Mi mente escapaba desesperadamente hacia un refugio invisible.
Melodías convertidas en relajante ruido
Fingiré desesperación y desconcierto.
Nuestras sombras se han quedado atrás, luego nos seguiran
Hemos escapado sin dejar rastro alguno.
Dos almas absorbiendo confusiones mutuas
Tenues luces urbanas fungen de testigos
Pensamientos que vuelan y quedan atrapados en el baúl de paranoias
Sonrisas cómplices que cobijan nuestra locura.
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