Cuéntame de los ojos en el cielo
después del ocaso y a la llegada del manto fúnebre
cántame al oído melodías desconocidas
tu piel tan cerca de la mía
ante estos testigos tan celestinos
una lagrima cae dentro de mi
una ligereza envuelve tu figura
ante nosotros esta la infinidad etérea
no nos importa nada, indiferentes del amor
solo dos almas escudriñándose
dos corazones buscándose.
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